NUESTRA HISTORIA

En el año 1992 los señores Juan Carlos Gerlero y Pablo Gerlero (padre e hijo) compran en la localidad de Colonia Caroya, Ruta 9 Norte Km751, una panificadora integral. El objetivo era elaborar un alfajor y galletitas nutricionales distintos de los que había en el mercado, fortificado con proteínas de alto valor biológico, vitaminas y minerales, con el fin de acompañar las copas de leche que en todas las provincias se les servía institucionalmente a los niños. Es entonces que comienza un recambio en maquinarias para transformar únicamente la producción existente en galletitas y alfajores. Conjuntamente comienza la llegada de profesionales para trabajar en este desarrollo con el asesoramiento técnico del CESNI (Centro de Estudio sobre Nutrición Infantil). Esta tarea fue muy ardua y demandó 6 años hasta obtener los productos deseados. Se produjeron controles antropométricos y demás acciones que probaron la eficacia en cuanto a la desnutrición en distintos grados y al borde del área, con menor porcentual en aguda y crónica. Es entonces cuando se comienza la venta en distintas provincias y municipios en Argentina. Rápidamente fueron aumentando los turnos de producción trabajando de forma continua para atender una demanda en crecimiento. En el año 1999 a requerimiento de diputados y senadores de la comisión de salud del congreso brasilero, se dieron en Brasilia las charlas correspondientes sobre las bondades de estos alimentos con alto valor nutritivo, lo que motivó una rápida decisión de adquirir estos productos para el estado brasilero. El problema era que la demanda superaba miles de veces la capacidad productiva de nuestra planta, lo cual imposibilitaba llevar adelante esta negociación. No obstante, la insistencia de Brasil continuó y nos visitó una delegación encabezada por el senador Joao Franca. La recepción consistió en compartir un asado y ante la imposibilidad de poder satisfacer la demanda solicitada nos proponen viajar a San Pablo contactándonos con una empresa del grupo Shereta que disponían de cinco plantas produciendo productos alimenticios para que pudiéramos realizar un jury and venture. Todo resultaba de gran importancia, pero la negociación por largos motivos de explicar no se pudo llevar adelante. Continuamos con nuestro proyecto en Córdoba con la planta trabajando a full hasta que nos llega por un nuevo contacto conectarnos con una corporación de alimentos en Washington, Estados Unidos. Para proseguir con esta negociación, fue necesario homologar el producto en la ONU. Demandó un tiempo hasta que fue aprobado y las negociaciones siguieron adelante. Surge de esta corporación la necesidad de adquirir un millón de raciones diarias de galletitas fortificadas (cada ración, cuatro galletitas). Después de arduas negociaciones se resuelve que Nutrición de Vida se constituía en sociedad anónima con el fin de depositar sus acciones en el City Bank Argentina en concepto de garantía que es donde la corporación City Corp giraría divisas por 12 millones de dólares para la construcción de una nueva planta en la localidad de General Deheza donde se consiguieron los terrenos en el parque industrial para su construcción. Lo importante del tema es que esta empresa nos adquiriría la totalidad de la producción por el término de 5 años, descontando de los pagos el monto total del préstamo amortizando la deuda. Es entonces que se encarga a la firma Henisa Sudamericana la construcción de un proyecto industrial bilingüe. Después de un pormenorizado trabajo del mismo la empresa Henisa nos entrega el proyecto terminado el 28 de diciembre del año 2001 chequeando viajar a Washington para suscribir este contrato a principios del mes de enero del 2002. En ese interín, Argentina declara el no pago de la deuda externa con un grave perjuicio a los créditos del exterior, por lo que debimos suspender el viaje y este gran proyecto tampoco pudo ser concretado. Esta situación interna en nuestro país, también provocó que los montos que teníamos a cobrar de las reparticiones del Estado adquirente se suspendieran, provocándonos la paralización de todas nuestras actividades fabriles, obligándonos a pagar indemnizaciones al personal, lo cual pudimos cubrir solo dos turnos y con el turno restante decidimos continuar con actividad cambiando la producción de un alfajor nutricional por un alfajor cordobés tradicional para lanzarlo al mercado turístico cordobés cuyo nombre fue Crelech.

PRESENTE

Este producto tuvo rápida aceptación en el mercado vacacional de las sierras cordobesas y desde entonces han pasado 23 años y hoy nos coloca en el puesto uno de preferencia entre la gran cantidad de turistas que nos visitan. La planta industrial fue creciendo permanentemente en aplicación de maquinarias con alta tecnología con una capacidad productiva de 200.000 unidades diarias en lo que hace a alfajores y conitos. Todo ello se pudo lograr merced a que desde el comienzo el emblema fue tener un producto de calidad, presentación, precio y servicio.

FUTURO

Entre todas las incorporaciones de maquinarias que se han venido realizando en la empresa, las últimas fueron la instalación de una planta modelo para la fabricación de dulce de leche y las que están instalándose en este momento para la fabricación de chocolates y afines. El objetivo apunta que además de haber logrado el autoabastecimiento de estos dos productos se pueda seguir ampliando líneas en variedades y vender a otras empresas mas pequeñas productoras de alfajores las tapitas, el chocolate y el dulce de leche. Se encuentran próximos a su lanzamiento el alfajor con fernet, el alfajor con yerba mate y productos para consumo vegano a base de galletitas y alfajores.